El caso es que “esta joya de la radiodifusión contemporánea” que es El Cuartelillo tiene un myspace desde hace más de un año. No se lo habíamos dicho a nadie o casi nadie. Los motivos pues muy simples, cuando me lo explicaron no le vi la gracia, no le vi mucho aprovechamiento (absteneos empresarios porque mi olfato para ganar dinero está más estropeado que el del Dioni).
Durante este tiempo ha estado muerto de risa, durmiendo el sueño de los justos. Desde hace más o menos un mes nos enlazaron en el myspace del easy pop y no hemos parado de recibir peticiones y de hacer contactos. Seguimos sin dedicarle mucho tiempo, pero ahora he comprendido el valor del invento y no es otro que el de crear una comunidad, un conjunto de usuarios que les une lo mismo, en este caso la pasión por la música. Y eso sí que es una idea-fuerza muy poderosa, valga la reiteración. Tan fuerte que es como el viejo proverbio televisivo: “el que no sale en la tele, no existe”. Pues en myspace, tres cuartos de lo mismo.
Reitero que no podía comprender que mis preferidos King of Leon tuvieran más de 2.000 amigos. No le veía el sentido a que nuestro logo salga entre tropecientos mil, más cuando puedes pasar horas y horas viendo logos y clicando sobre ellos. Ahora ya sé que eso es la excusa para estar dentro de una comunidad en la que no te llevarás bien con el “vecino del primero” porque es un poco “heavy”, pero te permite conocer al del 6º A, 7º C y el 4º 1ª que no conocías y te has llevado una alegría inmensa de poderlos conocer más a fondo.
La herramienta es poderosa porque toda buena comunidad tiene muchos canales abiertos para que las noticias corran deprisa y lleguen a mucha gente. Y si llegan a mucha gente, como en botica, habrá de todo, arribistas, aprovechados, caraduras, pero, también, buenos grupos, buena música y amigos muy interesantes que algún día conoceremos en persona. Y esa es la faceta que a nosotros más nos interesa.
LA BUENA VIDA. En bicicleta (1995)
Pocas cosas se pueden decir del grupo donostiarra que no se hayan dicho ya. La dulzura, la calidez y sus enormes textos son ya marca de la casa de un grupo que sin duda dejará huella en el pop español. Rescatamos una relectura de uno de sus primeros éxitos, pasada por el tamiz de una electrónica sugerente y totalmente acertada.
Veranos de costa y carreteras perdidas. Chanclas, ojeras y acantilados. Y la cadencia del pedaleo se sumerge con la brisa de este mar anaranjado. Rectas infinitas, curvas sinuosas, garganta seca y miradas continuas. Las bicicletas nos son para el verano, ni siquiera para la primavera. Las bicicletas son para soñar estaciones.
Y surcando el cielo entero, nos deshacemos en el firmamento de los momentos compartidos…
Edición 59
El Cuartelillo. Edición 59 (29 de agosto de 2007)