Pocas cosas se pueden decir del grupo donostiarra que no se hayan dicho ya. La dulzura, la calidez y sus enormes textos son ya marca de la casa de un grupo que sin duda dejará huella en el pop español. Rescatamos una relectura de uno de sus primeros éxitos, pasada por el tamiz de una electrónica sugerente y totalmente acertada.
Veranos de costa y carreteras perdidas. Chanclas, ojeras y acantilados. Y la cadencia del pedaleo se sumerge con la brisa de este mar anaranjando. Rectas infinitas, curvas sinuosas, garganta seca y miradas continuas. Las bicicletas nos son para el verano, ni siquiera para la primavera. Las bicicletas son para soñar estaciones.
Y surcando el cielo entero, nos deshacemos en el firmamento de los momentos compartidos…