Ojalá lleguen las ocho de la tarde y no acabaran nunca…

Sexto reflejo de nuestra visita semanal… ¡Amigos es viernes!

 

Mi estado de ánimo ha mejorado notablemente al del lunes, ¿qué es lo que pasa? Claro, son las ocho de la tarde y sonríes porque suena de nuevo “El cuartelillo”.

Porque es otra de las situaciones que más echo de menos y más me alegro hoy de recordar.
Quedábamos en un piso altísimo, dentro del ascensor un inquilino desconocido me miraba con cara de ser sospechoso, mi futuro delito: perturbar la paz de la comunidad. Mi guitarra nueva en mis espaldas, en unos meses podía convertirme en una nueva promesa del folk y sin embargo ese vecino no me dijo ni adiós al abandonar el ascensor. La puerta siempre estaba abierta, un microondas en el pasillo era lo primero que te saludaba porque a continuación, por aquel lúgubre pasillo, sonaba la última novedad que habían aprendido sus dedos. Durante los cincuenta próximos minutos nuestro magnífico solfeo y oído musical nos permitía afinar nuestros instrumentos, incluso el vocal con alguna que otra Ámbar.
Aquello estaba a punto de empezar y quedaba por interrumpirse unas treinta veces debido a diferentes puntos de vista, notas inventadas, vicios que iban y venían y que se compaginaban sobre todo con risas. Risas que buscaban un tercer habitante para que diera ritmo con sus baquetas con un solo objetivo: querer sonar desde el balcón y paralizar aquella plaza llena de gente sin música.
Tremendamente divertido era cuando buscamos acordes de una canción de oído, siempre podíamos refugiarnos en la versión de Exile on Main Street de Pussy Galore o en su defecto de Mikel Erentxum. Era sencillamente genial
Solía pasear hasta casa después de aquellas tardes, pensando en cómo podíamos haber tocado una canción mejor u otra, por qué no teníamos ritmo, o por qué aquella otra que repetíamos cien mil veces no nos cansaba nunca.

Le doy gracias a un querido bajista porque él no se cansaba nunca, ni de escuchar, ni de tocar ese bajo que ya huele a retirada amigo, porque no se tú porque yo prometo volver con pilas cargadas, con un inglés mejor que el de West Midlands y con un montón de ganas de empezar otra vez.

Empezamos otra vez hoy viernes nuestro Cuartelillo, vuestro Cuartelillo.

El Cuartelillo. Edición 6 (3 de marzo de 2006)

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