Dicho así no nos dice mucho, ¿verdad? El meollo del asunto es que el gobierno hindú permite copiar todo tipo de medicamentos para poderlos fabricar como genéricos a precios más baratos. No estamos hablando de analgésicos o antipiréticos sino de retrovirales y otro tipo de medicinas que salvan millones de vidas.
Estas medicinas tan baratas son compradas por países del Tercer Mundo que no pueden acceder a los medicamentos originales porque son muy caros. Así que el dilema está claro: o morimos sin poder comprar los originales o compramos el genérico copiado y sobrevivimos.
Es muy fácil caer en la demagogia y proclamar a los 4 vientos que tenemos derecho a copiar para salvar vidas. Seguramente estaremos en lo cierto; una vida humana no tiene precio y hay que hacer lo imposible por salvarla.
Lógicamente tengo que hacer de abogado del diablo, nunca mejor dicho en este caso, y pensar también en la farmacéutica. Para hacer un medicamento se necesita mucho tiempo de investigación, muchos materiales y muchas pruebas para que salga a la calle y sea eficaz. Se calcula que por término medio se necesitan unos 10 años. Eso se traduce en millones de euros, en puestos de trabajo, en pasos delante de la ciencia, etc. Si estas empresas no recuperan sus inversiones, se acabaron la ciencia, los avances, el progreso. Imagina que eres un científico y te “quitan” la investigación de tu vida en un abrir y cerrar de ojos.
No quiero extenderme más. He sido muy simplista, lo sé. Me he dejado decenas de argumentos que aporten más luz sobre este dilema, lo he hecho a propósito para que lo discutamos en la red. Pero una última reflexión. Cuando hayas acabado de darle vueltas a este dilema, piensa si esta misma situación se puede trasladar al mundo de la cultura, de la música: ¿está bien “copiar” la música que escuchamos? Tal vez, sea otro tipo de dilema, tal vez para otro blog.