Aunque hoy en día la música de los tambores y cornetas se mezcle con la de los bares de la Caldereros, unos 30 años atrás esto no sucedía. En aquella epoca, demasiadas cosas buenas estaban prohibidas, pero en Semana Santa, las gramolas eran señadas, los cines cerrados y las iglesias esperaban ser visitadas, no importaba si esto era voluntariamente o por imposición.
¿Prohibir la música? Cuesta pensar que esto sucediera tan poco tiempo atrás y nadie lo hubiera mendionado antes. Siempre sale a relucir la prohibición de tocar en la calle la noche de Viernes Santo, pero en mi modesta opinión, ambos hechos son igual de destacables. No entraré en detalles sobre los pensamientos que desde este punto han partido de mi mente,lo dejaremos en una simple anécdota para que los amantes de la música se paren a pensar que haríamos nosotros sin la música se parara y El Silencio y La Soledad reinaran en el ambiente mientras esperaramos ansiosos que todo acabase, esperaramos nuestro Domingo de Resurrección.
Si tu me lo dices, serías la primera persona que oigo que no le gustan estas fechas; pueden ser días de reflexión, de recogimiento, de reencuentros,de marcha tras marcha, cuya banda sonora suena a ritmo de tambor, haced un parón ahora, es nuestro viernes y empieza El Cuartelillo.